La alabanza a Dios es un elemento de vital importancia en nuestro diario vivir, sabiendo que para su gloria fuimos creados. (Isaías 43:7)
La ofrenda musical que se eleva a Dios debe ser especial, de una dedicación única para Él, pues nuestro Padre Celestial merece solamente lo mejor. (Malaquías 1:11)
Por ello la Iglesia de Dios alaba con ofrendas limpias, música santa y escogida para el Omnipotente. (Isaías 42:10)
Cada uno de los cantos son composiciones inéditas, que han sido compuestas para este fin por miembros del Pueblo de Dios.