Actualmente, una diversidad de pensamientos e ideales mueven al mundo en el aspecto religioso, político y social. Sin embargo, viene a nuestra mente una pregunta muy difícil de contestar:
¿Cuál de todos esos caminos es el verdadero?
Hace casi dos mil años, el panorama no era tan distinto; existían corrientes de pensamiento humano que afirmaban unos una cosa, y otros otra; pero sin llegar al grado de certidumbre que exigía la sociedad contemporánea, cada quien buscaba lo suyo y defendía sus propios ideales.
La respuesta fue sorpresiva e impactante cuando un hombre (hijo de un humilde carpintero de la tierra de Judea): afirmaba ser el Camino, la Verdad y la Vida.
Grande fue el revuelo causado entre los habitantes de aquellas tierras, pues aquél mismo hombre señalaba sobre sí, ser el único medio para obtener la Vida.
En este tiempo de confusión, el único medio para llegar a la vida, es el mismo camino señalado hace casi dos mil años por el Hijo de Dios, toda vez que nuestro Dios, el Padre Eterno, no tiene mudanza, y su voluntad es la misma ayer, hoy y siempre.
Si tu vida es vacilante y carente de un propósito firme y verdadero, con todo amor te invito a acercarte al único medio para llegar al Padre Eterno: nuestro Señor Jesucristo, el cual ha dado su vida por el mundo, para que el mundo sea salvo por Él.
El llamado del Hijo de Dios, hoy ha llegado a tu corazón, acepta ese llamamiento de amor que Él te hace, y no le rechaces más, como en la antigüedad cuando la raza judía le insultó y crucificó a causa de la dureza del corazón.
¿Qué debo hacer para aceptar a Cristo?
"Respondió Jesús, y díjole: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras: y la palabra que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me envió." Jn. 14:23,24